CXLIII. La respuesta que luego dieron a Alejandro los
Atenienses fue concebida en eslas palabras: — « En verdad ,
Alejandro , que no se nos caia en olvido cuáles sean , se .
gun deciais, las fuerzas del Medo , y cuánto doblemente
superiores á las nuestras ; ¿por qué á nuestra faz hacernos
ese alarde ? ¿por qué echarnos en cara nuestra mengua y
falta de poder? Nosotros os repetimos que defendiendo
la libertad sacaremos esfuerzo de la debilidad nuestra ,
hasta tanto que más no podamos. En suma, no os canseis
en balde procurando que nos unamos con el bárbaro, cosa
que otra vez no os la sufriremos. La respuesta , por tanto ,
que debereis dar á Mardonio será que le hacemos saber,
nosotros los Atenienses, que en tanto que girare el sol por
donde al presente gira[1], nunca jamás hemos de confe
derarnos con Jerges, á quien eternamente perseguiremos,
confiados en la proteccion de los dioses y en la asistencia
de los héroes nuestros patronos, cuyos templos y estatuas
religiosas tuvo el bárbaro , como ateo que es, la insolente
impiedad de profanar con el incendio . A vos os preveni
mos que nunca más os presenteis ante los Atenienses con
semejantes discursos, ni, so color de mirar por nuestros
intereses , volvais segunda vez á exhortarnos a la mayor
de todas las maldades . Vos sois nuestro buen amigo, sois
huésped público de los Atenienses; mucho nos pesaria el
vernos precisados á daros elmenor disgusto .»
CXLIV. Tal fué la respuesta dada á Alejandro : despues de ella dióse estotra á los enviados de Esparta : - « El que allá temieran los Lacedemonios no nos coligáramos con el bárbaro , puede perdonárseles esta flaqueza natural entre hombres; el que vosotros sus embajadores, testigos de nuestro brío y denuedo, temais lo mismo, no es sino una infamia y vergüenza de Esparta. Entended, pues, Esparta
- ↑ Esto , segun Plutarco, lo dijo Aristides señalando al sol con el dedo.