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pada sabía de su desgracia , habiendo sido fácil el no ro parar en lo que pasaba, por cuanto en aquella refriega iban alternando las acometidas con las retiradas. Pero como salidos ya de la accion viesen que nadie les mandaba lo que debian ejecutar, conociendo luego la pérdida, y echando menos á su general, se animaron mutuamente á embestir todos á una con sus caballos, con ánimo de re cobrar al muerto .

XXIII. Al ver los Atenienses que no ya por escuadro . nes, sino que todos á una venian contra ellos los caballos , empezaron á gritar llamando el ejército en su ayuda : y en tanto que este acudia ya reunido, encendióse alrededor del cadáver una contienda muy fuerte y porfiada . En el intermedio que la sostenian solos los300campeones , lle . vando notoriamente la peor parte en el choque, veíanse obligados á ir desamparando al general difunto ; pero luego que llegó la demas tropa de socorro , no pudieron resistirla los Persas de á caballo , ni ménos llevar consigo elcadáver, antes bien alrededor de éste quedaron algunos más tendidos y muertos. Retirados, pues, de allí, y para dos como á dos estadios de distancia, pusiéronse los Per sas á deliberar sobre el caso , y parecióles ser lo mejor volverse bácia Mardonio , por no tener quien les mandase .

XXIV. Vuelta al campo la caballería sin Masistio y con la nueva de su desgraciada muerte , ſué excesivo en Mardo nio y en todo el ejército el dolor y sentimiento por aquella pérdida. Los Persas acampados, cercenándose los cabellos en señal de luto y cortando las crines á sus caballos y á las demas bestias de carga , en atencion a que el difunto era despues de Mardonio el personaje de mayor autoridad en tre los Persas y de mayor estimacion ante el soberano, le vantaban el más alto y ruidoso plañido , cuyo eco resonaba difundido por toda la Beocia . Tales eran las honras fúne bres que los bárbaros,segun su usanza , hacian á Masistio.

XXV. Los Griegos por su parte, viendo que no sólo ba