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Cuando los Persas vieron en tierra á los Griegos dispues . tos al combate , informados al mismo tiempo del sobordo intentado con los Jonios ,tomaron desde luego sus medidas y precauciones . La primera de ellas ſué desarmar á los Sa mios, de quienes se recelaban como de partidarios de los Griegos. Procedia el motivo de tal sospecha de ver que los Samios habian rescatado a todos los Atenienses que, dejados antes en el Ática y cogidos allí por la gente de Jerges , habian sido traidos á Samos , y que no contentos con esto los Samios , los habian remitido á Atenas bien pro vistos de víveres; motivo por el cual habian dado no poco que sospechar á los Persas, redimiendo hasta quinientas personas enemigas de Jerges. La segunda precaucion to . máronla los Persas mandando a los Vilesios que ocupasen aquellos desfiladeros que llevan hasta la cumbre deMicale, con el pretexto de ser la gente más perita en aquellos pa sos; pero con la verdadera mira de hacer que no se halla sen mezclados en su ejército . Por estos medios procuraron prevenirse los Persas contra aquellos Júnios de quienes recelaban que no dejarian pasar la ocasion , si alguna se les ofrecia , de intentar una novedad . Hecho esto, fueron atrincherándose detras de sus gerras ó parapeto de mim bres para entrar en accion .

C. Una vez formados los Griegos en sus filas, parten sin dilacion hácia el enemigo, al tiempo mismo de ir al choque, y vuela por todo el campo ligera la fama con una fausta nueva, y deja verse de repente en la orilla del mar una vara levantada á manera de caduceo . La buena noticia volaba diciendo que los Griegos en Beocia habian vencido al ejército de Mardonio . Ello es así, que los dioses con va. rios indicios suelen hacer patentes los prodigios de que son autores, como se vió entonces, pues queriendo ellos que el destrozo de los bárbaros en Micale coincidiese en un mismo dia con el ya padecido en Piatea , hicieron que la fama de éste llegase en tal coyuntura , que animase mucho