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darse para librarnos despues de las garras del rey y de la pena debida á unos rebeldes . Esto no , amigos, nunca ; creedme mejor á mí, teniendo por bien dejaros en misma nos ; que yo con el favor del cielo os aseguro en tal caso una de dos , ó que el enemigo no osará entrar en batalla con vosotros , o que si entra saldrá muy descalabrado y roto .

XII. Dóciles á estas razones los Jonios, se pusieron á las órdenes de Dionisio , quien con la mira de ejercitar á los remeros, formando la escuadra en dos alas, la sacaba de continuo en alta mar , y á fin de tener en armas á la tropa naval, hacia asimismo que arremetiesen unas gale „ras con otras. Lo restante del dia despues de dichas esca ramuzas obligaba á las tropas a pasarlo á bordo, ancladas las naves, de suerte que los dias enteros tenía á los Jonios en continuo ejercicio y fatiga . Como por espacio de siete dias hubiesen ellos hechu å las órdenes de Dionisio lo que les mandaba, viéndose ya molidos al octavo con tanto tra . bajo, y acosados de los rayos del sol, como gente no hecha á la fatiga, empezaron unos á otros á decirse : – « ¿Qué fa talidad es esta , ó qué crimen lan enorme hemos cometido para darnos á tan desastrada vida? ¿ Y no somos unos in sensatos que perdido el juicio nos entregamos á merced de un Focense fanfarron , que por tres naves que conduce se nos levanta con el mando , entregándonos á intolerables afanes? Visto está que no ha de dejarnos aliento , pues ya muchos de la armada han enfermado de puro cansancio , y muchos más, segun toma el sesgo , vamos en breve á ha -cer !o mismo. Por vida de Plulon ,ánies que pasar por esto vale más sufrirlo todo . Menor mal será aguantar la servi dumbre del Persa, venga lo que vinicre , que estarnos aquí luchando con esta miseria y muerte cuotidiana. Vaya en hora mala e! Focense , y ruin sea quien à ese ruin de hoy más le obedeciere .» Esto iban diciendo, y en efecto desde aquel punto ni uno solo se haltó que quisiese - darle oidos, TOMO ll .