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en algun año de sequedad que les enviara , perecerian , del hambre sin remedio , no pudiendo obtener agua para el riego sino de la lluvia que el cielo les dispensara .

XIV. Bien está : razon tienen los Egipcios para hablar asi de los Griegos; pero atiendan un instante á lo que pu diera á ellos mismos sucederles[1]. Si llegara, pues, el caso en que el país de que hablaba, situado más abajo de Memfis, fuese creciendo y levantándose gradualmente como hasta aquí se levantó , ¿qué les quedara ya á los Egipcios de aquella comarca sino afinar bien los dientes sin tener dónde: hincarlos ? Y con tanta mayor razon, por cuanto ni la lluvia cae en su país , ni su rio pudiera entonces salir de madre para elriego de los campos. Mas por ahora no existe gente , no ya entre los extranjeros, sino entre los Egipcios mis mos, que recoja con menor ſatiga su anual cosecha que los de aquel distrito. No tienen ellos el trabajo de abrir y sur car la tierra con el arado , nide escardar sus sembrados, ni de prestar ninguna labor de las que suelen los demas la . bradores en el cultivo de sus cosechas, sino que, saliendo el rio de madre sin obra humana y retirado otra vez de los campos despues de regarlos, se reduce el trabajo á arrojat cada cual su sementera , y meter en las tierras rebaños para que cubran la semilla con sus pisadas. Concluido lo cual, aguardan descansadamente el tiempo de la siega , y trillada su parva por las mismas bestias, recogen y concluyen su cosecha .

XV. Si quisiera yo adoptar la opinion de los Jonios acer . ca del Egipto , probaria aún que ni un palmo de tierra po seian los Egipcios en la antigüedad . Reducen los Jonios el Egipto propiamente dicho, al país de Delta , es decir , al país que se extiende á lo largo del mar por el espacio de cua


  1. Nuestro autor participa más del gusto y animacion de un viajante que de la seriedad de un historiador severo : y reina en su obra cierto tono de jocosidad que en algunos pasajes he procu . rado conservar.