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los vientos, y viendo que duraba mucho la tempestad, se,va . lió para aplacarla de un modo cruel y abominable, que fue tomar dos niños hijos de unos naturales del Egipto , partir los en trozos y sacrificarlos á los vientos[1]. Sabido el im . pio sacrificio y la inhumanidad de Menelao, huyó éste con sus naves hácia Libia , abominado y perseguido por los Egipcios. Qué rumbo desde alli siguiese, no pudieron der cirmelo ; pero añadian que lo referido , parte lo sabian de oi das , parte lo vieron por sus ojos, y que de todo podian ser fieles testigos; y hé aquí lo que en sumame refirieron los sacerdotes egipcios.

CXX. A la verdad , por lo que respecta á Helena , doy entero crédito á su narracion , tanto más, cuanto creo quo si á la sazon se hubiera hallado en Troya, fuera restituida á los Griegos, áun á pesar de Alejandro , pues ni Priamo hubiera sido tan necio , ni sus hijos y demas deudos tan insensatos, que sólo porque aquél gozara de su Helena pu siesen á riesgo de balde sus vidas y las de sus hijos, y la salud y existencia del Estado. Pero concedamos que al principio de la contienda tomaran el parlido de no resti tuirla; no dudo que al ver caer lanto Troyano combatiendo con los Griegos; al ver Príamomuertos en las refriegas no uno ú otro , sino los más de sus hijos, pues morir los veia si se ha de dar crédito á los poetas, á vista de tales destro zos y tamañas pérdidas como les iban sucediendo , no dudo, repito, aun cuando el mismo Priamo fuera el amante de Kelena, que á lrueque de librarse de tantos desastres como entonces le oprimian , la volviera por fin enhoramala á los Aqueos. Ni se diga que los negocios públicos dependian del capricho de un príncipe enamorado , por tocar á Alejandro


  1. En tiempo deMenelao, los sacrificios de las victimas home nas usados aún entre los Griegos, como lo manifiesta el de Ifige nia , habian sido ya abolidos en Egipto por el rey Amasis, quion vedó se inmolasen ante ej sepulcro de Osiris hombres á quienes Hamaban Tifonios.