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CXXII. Referian todavía de este mismo rey que , habien do bajado vivo al lugar donde creen los Griegos que vive Pluton , ley del infierno, jugó á los dados con la diosa CS res, ganándole unas manos y perdiendo otras[1], y volvió á salir de allí con una servilleta de oro que la diosa le re galó . De aquí procede , segun decian , que los Egipcios $ lemnicen como festivo tod el tiempo que trascurrió desde la bajada hasta la subida do Rampsinito . No ignoro que áin al presente celebran una fiesta semejante ;mas no puedo afirmar si por este ó por otro motivo la celebraban . En ella los sacerdotes visten á uno de los suyos con un vestido te jido aquel mismo dia por sus manos mismas, véndanlen y cúbrenle los ojos con una mitra , y despues de colocarle así en el camino que van al templo de Céres, déjanle solo y se vuelven atras. Cuentan despues que aparecen alli dos lobos que , saliendo á recibir al de los ojos vendados, le conducen al templo de Céres, distante20estadios de la ciudad , y le restituyen luego al puesto en que antes le hallaron .

CXXIII. Si alguno hubiere á quien se hagan creibles esas fábulas egipcias, sea enhorabuena , pues no salgo fia dor de lo que cuento , y sólo me propongo por lo general escribir lo que otros me referian . Vuelvo á los Egipcios[2], quienes creen que Céres y Dioniso son los árbitros y due ños del infierno; y ellos asimismo dijeron los primeros que


  1. Algunos creen que este juego de Céres es una alegoría de las buenas ó malas cosechas . La costumbre del vestido tejido de mano sacerdotal en un mismo dia se usaba tambien en honor de Baco en Darnasia, ciudad de la Italia .
  2. Las fábulas griegas de la barca de Caronte y de los jueces del infierno, fueron poéticamente tomadas de las ceremonias del Egipto, donde el cadáver, antes de recibir sepultura, depositado junto al lago Meris, era juzgado por más de cuarenta jueces, quie nes, oidos los cargos contra el difunto , decidian si era ó no digno de ella , y en caso de sentencia favorable era llevado el cadáver en una barca por el lago Meris para ser enterrado dospues de hacér. selo una oracion fúnebre.