Página:Los nueve libros de la historia de Heródoto de Halicarnaso - Tomo I (1898).pdf/238

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
240

este modo prosiguieron hasta salir al cabo con su intento . Lo mismo oi haber sucedido en la excavacion de la citada laguna, con la diferencia que se ejecutaba de dia la mani. obra , sin tener que aguardar á la oscuridad de la noche, y la tierra que iban extrayendo la llevaban al Nilo , el cual, recibiéndola en su corriente, no podia menos de arrastrarla en ella é irla disipando .

CLI. Referido elmodo con que se abrió la laguna Meris, volvamos á los doce reyes, quienes, gobernando con suma equidad y entereza , en el tiempo legitimo hacían un sacri ficio en el templo de Vulcano. Venido el último dia de la solemnidad , y preparándose á hacer las libaciones religio . sas, al irles á presentar las copas con que solian hacerlas , elj sumo sacerdote , por equivocacion , sacó once no más. para los doce reyes. Entonces Psamético, el último de la fila real, viendo que le faltaba su copa , echó mano de su casco , lo alargó é hizo con él su libacion , medio realmente obvio para salir del lance, pues que todos los reyes solian ir con casco , y los doce, en efecto , lo llevaban en aquel instante . Aparecia claramente que Psamético habia alargado su casco sin sombra de engaño ó mala ſe ; pero , sin embar go , los once reyes, atendiendo por una parte á su accion , recordando por otra el oráculo , que les tenia predicho que vendria á ser soberano de todo Egipto aquel de entre ellos que libase con copa de bronce, tomaron séria resolucion sobre lo acaecido, y aunque no creyeron justo quitar la vida á Psamético , conociendo por sus palabras que no habia obrado en aquello con deliberacion ó fin particular, acordaron con todo que , casi enteramente privado de su poder , fuese desterrado y confinado en los pantanos, con órden de no salir de ellos ni entrometerse en el gobierno de lo restante del Egipto[1].


  1. Sin duda la libacion en una taza de bronce debió incitar menos á los once reyes contra Psamético, que la envidia de su