Página:Los nueve libros de la historia de Heródoto de Halicarnaso - Tomo I (1898).pdf/39

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
41

que en el camino salgan ladrones á dañaros. A tí, además , te conviene una expedicion en que podrás acreditar el valor heredado de tus mayores y la fuerza de tu brazo.»

XLII. - « Nunca , señor, respondió Adrasto , entraria de buen grado en esta que pudiendo llamarse partida de de diversion desdice del miserable estado en que me veo, y por eso héme abstenido hasta de frecuentar la sociedad de los jóvenes afortunados; pero agradecido á vuestros beneficios, y debiendo corresponder a ellos, estoy pronto á ejecutar lo quememandais , y quedad seguro que des. empeñaré con todo esmero la custodia de vuestro hijo , para que torne sano y salvo á vuestra casa. »

XLIII. Dichas estas palabras, parten los jóvenes, acom pañados de una tropa escogida y provistos de perros de caza . Llegados á las sierras del Olimpo , buscan la fiera , la levantan y rodean , y disparan contra ella una lluvia de dardos. En medio de la confusion , quiere la fortuna ciega que el huésped purificado por Creso de su homicidio , el desgraciado Adrasto , disparando un dardo contra el jabali , en vez de dar en la fiera , dé en el hijo mismo de su bien hechor, en el príncipe infeliz que , traspasado con aquella punta , cumple muriendo la prediccion del sueño de su pa dre . Al momento despachan un correo para Creso con la nueva de lo acaecido, el cual, llegado á Sardes , dále cuenta del choque y de la infausta muerte de su hijo .

XLIV. Túrbase Creso al oir la noticia , y se lamenta par ticularmente de que haya sido el matador de su hijo aquel cuyo homicidio habia él expiado. En el arrebato de su do lor invoca al Dios de la expiacion , al Dios de la hospitali dad ,al Dios que preside á las íntimas amistades,nombrando con estos títulos á Júpiter , y poniéndole por testigo de la paga atroz que recibe de aquel cuyas manos ensangrenta das ha purificado, á quien ha recibido como huésped bajo su mismo techo , y que escogido para compañero y custo dio de su hijo , se habia mostrado su mayor enemigo .