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taba conformes, consultarles despues si emprenderia la guerra contra los persas.

XLVII. Antes de marchar, dió á sus comisionados estas instrucciones: que llevasen bien la cuenta de los dias , em pezando desde el primero que saliesen de Sardes; que al centésimo consultasen el oráculo en estos términos : « ¿En qué cosa se está ocupando en este momento el rey de los Lydios ; Creso, hijo de Alyaltes?» y que tomándolas por escrito , le trajesen la respuesta de cada oráculo . Nadie re fiere lo que los demas oráculos respondieron ; pero en Del. fos, luego que los Lydios entraron en el templo é hicieron la pregunta que se les habia mandado, respondió la Pythia con estos versos: Sé delmar la medida, y de su arena Elnúmero contar. No hay sordo alguno. A quien no entienda; y oigo al que no habla . Percibo la fragancia que despide La tortuga cocida en la vasija De bronce, con la carne de cordero , Teniendo bronce abajo , y bronce arriba.

XLVIII. Los Lydios, tomando estos versos de la boca profética de la Pythia, los pusieron por escrito , y volvié ronse con ellos á Sardes . Llegaban entretanto las respues tas de los otros oráculos, ninguna de las cuales satisfizo á Creso . Pero cuando halló la de Delfos , la recibió con vene racion , persuadido de que allí solo residia un verdadero númen , pues ningun otro sino él habia dado con la verdad. El caso era, que llegado el dia prescrito á los comisionados para la consulta de los dioses, discurrió Creso una ocupa cion que fuese dificil de adivinar, y partiendo en varios pe dazos una tortuga y un cordero , se puso á cocerlos en una vasija de bronce , tapándola con una cobertera del mismo metal.