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pre. Era entiinces señor de Salamina Evelton , el que dedi ei en Delfos aquel incensario tan digno de verse que se conserva alli en el lesoro de los Corintios[1]. Llegada á la corte de éste , Feretima pidisle in ejércilo qre le restitu vese á Cirenc: esmerábase Evelton en hacerle mil regalos, menos lo que ella le pedia ; mas la princesa al recibirlos decíale que buenas eran aquellas dádivas y que mucho las agridecia , pero que fueramejor y que mucho más le agra deciera el favor del ejército que le habia pedido; y esta era la arenga que á cada regalo repetia. Regalle, por último, Evellon un huso de oro y una rueca armada con su copo de lana , y como tambien entonces Feretima repitiese las mismas palabras, respondible aquel: – « Con estos dijes se obsequia á una mujer y no con elmando de un ejército.»

CLXIII. Por aquelmismo tiempo Arcesilao ,refugiado en Samos, no hacia sino reclutar á cuantos podia, con la pro mesà de repartirles campos en Cirene. Recogido ya un gran . de ejército , fuése él mismo á Delfos á consultar aquel oráculo sobre su vuelta , á lo que respondió la Pythia-AD lo os da el reino en Cirene hasta el cuarto Bato y el cuar'o Arcesilao por espacio de ocho generaciones; pero él misa o os exhorta á que no penseis en prolongarlo más allá. Vué . vete tú , y mantente tranquilo en casa ; y si acaso hallares el horno lleno de cántaros no te dé la gana de cocerlo: antes déjalos muy enhorabuena. Pero si cocieres la horna da, no entres en la rodeada de agua , pues de no hacerlo así morirás tú mismo, y contigo elmásbravo toro.»

CLXIV. Este oráculo dió la Pyliha á Arcesilau , quien llevando consigo las tropas que tenia en Samos , fuése á Cire ne. Apoderado allidelmando, no se acordaba ya de la profe cia de la Pythia, sino que procuraba vengarse de los que se


  1. Serian estos tesoros ciertas capillas en los templos donde se depositahan las dádivas de las ciudaries cuyos nombres llevaban: quiza en ellos se guardaba tambien diuero público reservado para alguna ext. ema necesidad.