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donó el país y se fué à Eretria, donde, consultando con su hijo , le pareció bien el dictámen de Hippias sobre recupe rar elmando, y al efecto trataron de recoger donativos de las ciudades que les eran más adictas, entre las cuales sobresalió la de los Tébanos por su liberalidad . Pasado al gun tiempo , quedó todo preparado para el éxito de la empresa , así porque los Argivos, gente asalariada para la guerra , habian ya concurrido del Peloponeso , como porque on cierto Lygdamis, natural de Naxos, habiéndoseles reuni do voluntariamente con hombres y dinero , los animaba sobremanera á la expedicion .

LXII. Partiendo por fin de Eretria , volvieron al Ática once años despues de su salida, y se apoderaron primera mente de Maraton . Atrincherados en aquel punto , se les iban reuniendo , no solamente los partidarios que tenian en la ciudad , sino tambien otros de diferentes distritos, á quie nes acomodaba más el dominio de un señor que la libertad del pueblo . Su ejército se aumentaba con la gente que acu dia ; pero los Atenienses que moraban en la misma Atenas miraron la cosa con indiferencia todo el tiempo que gasto Pisistrato en recoger dinero , y cuando despues ocupó á Maraton , hasta que sabiendo que marchaba contra la ciu dad , salieron por fin á resistirle . Los dos ejércitos camina ban á encontrarse , y llegando al templo de Minerva la Palle nida, hicieron alto uno enfrente del otro. Entonces fué cuando Anfilyto , el célebre adivino de Acarnania arrebatado de su estro , se presentó á Pisistrato y le vaticino de este modo: Echado el lance está , la red tendida; Los atunes denoche se presentan Al resplandor de la callada luna[1].


  1. El vaticinio de Anfilyto se ha conservado en estas dos per Nos latinos : Esl nummusproyeclus, item sunt retia ionta Now adderunt tynni, claro sub sidere lunce .