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quien la sufra en elmás horrible suplicio; y yo mismo estoy encargado de ver por mis ojos la exposicion del infante .»

CXI. Recibida esta comision , tomo Mitradates el niño, y por elmismo camino que trajo volviósé á su cabaña . Cuan do partio para la ciudad , se hallaba su mujer todo el dia con dolores da parto, y quiso la buena suerte que diese á luz un niño . Durante la ausencia estaban los dos llenos de zozobra el uno por el otro; el marido solícito por el parto de su mujer, y ésta recelosa porque, fuera de toda costum bre , Hárpago habia llamado á su marido. Así, pues, que le vió comparecer ya de vuelta , y no esperándole tan pronto , le preguntó el motivo de haber sido llamado con tanta priesa por Hárpago.---« ¡Ah mujermia! respondió el pastor ; cuando llegué á la ciudad ví y of cosas que pluguiese al cielo jam más hubiese visto ni oido, y que nunca ellas pudiesen sui ceder á nuestros amos. La casa de Harpago estaba sumer gida en llanto ; entro asustado en ella , y me veo en medio á un niño recien nacido, que con vestidos de oro y de varios colores palpitaba y lloraba. Luego que Hárpago me ve, al punto meordena que, tomando aquel niño,me vaya con él y le exponga en aquella parte de los montes donde más abun . den las fieras; diciéndome que Astyages era quien lo man . daba, y dirigiéndome las mayores amenazas si no lo cum . plia. Tomo el niño, y me vengo con él, imaginando sería de alguno de sus domésticos, y sin sospechar su verdadero linaje . Sin embargo,me pasmába de verle ataviado con oro y preciosos vestidos, y de que por él hubiese tanto lloro en la casa . Pero bien presto supe en el camino de boca de un criado, que conduciéndomofuera de la ciudad puso en mis "brazos el niño, que éste era hijo de la princesa Mandane y de Cambyses. Tales, mujer, toda la historia, y aquí tienes el niño. »

CXII. Diciendo esto , le descubre y enseña á su mujer; la cual, viéndole tan robusto y hermoso, se echa a los piés de su marido, abraza sus rodillas, y anegada en lágrimas,