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LOS SUBTERRANEOS

atrevían á pasar por delante de la casa despues del toque de oraciones.

La verdad era que nadie habia visto el raro cuadrúpedo, enjendro puramente de la inventiva de la solterona, pero ya se sabe lo que son estas y otras cosas cuando van destinadas á que las aprecie cierta jente: una lengua pronuncia una mentira cualquiera, y el vulgo se encarga de darle formas tanjibles.

IV

Pasaron los primeros dias de comentarios. El alboroto producido por la invencion de la solterona fué aquietándose poco á poco, mas de todo aquel ruido quedó un precedente indestructible, La casa misteriosa fué bautizada con el nombre de la Casamala.

Este título pronto se jeneralizó y dos meses despues del día en que la solterona pronunciara su caprichosa mentira, el nombre de la Casamala era conocido en todo Buenos Aires: pero sucedió lo que sucede con casi todos los que jeneraliza el pueblo. La palabra casa fué convertida en cosa y resultando de este cambio de una letra, un sonido que no cuadraba para designar el antíguo caseron, se concluyó por llamar Cosamala á su morador, recayendo así el bautismo, y por ende el sobrenombre, en nuestro caballero el de la barba negra, cuyo nombre legítimo era Silvio Gimenez.