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sea, ame a tu hermano, porque no le amaría como a Periandro a secas, sino como a hermoso, como a valiente, como a diestro, como a ligero, como a sujeto donde todas las virtudes están recogidas y cifradas.
—¿Que Periandro es hermano desta señora?—dijo el capitán.
—Sí—respondió Transila—; por cuya ausencia ella vive en perpetua tristeza, y todos nosotros, que la queremos bien, y a él le conocimos, en llanto y amargura.
Luego le contaron todo lo sucedido del naufragio de la nave de Arnaldo, la división del esquife y de la barca, con todo aquello que fué bastante para darle a entender lo sucedido hasta el punto en que estaban; en el cual punto deja el autor el primer libro desta grande historia, y pasa al segundo, donde se contarán cosas que, aunque no pasan de la verdad, sobrepujan a la imaginación, pues apenas pueden caber en la más sutil y dilatada sus acontecimientos.