CAPITULO II
del segundo libro
Donde se cuenta un extraño suceso.
del segundo libro
Parece que el volcar de la nave volcó, o, por mejor decir, turbó el juicio del autor de esta historia, porque a este segundo capítulo le dió cuatro o cinco principios, casi como dudando qué fin en él tomaría. En fin: se resolvió diciendo que las dichas y las desdichas suelen andar tan juntas, que tal vez no hay medio que las divida; andan el pesar y el placer tan apareados, que es simple el triste que se desespera y el alegre que se confía, como lo da fácilmente a entender este extraño suceso. Sepultóse la nave, como queda dicho, en las aguas; quedaron los muertos sepultados sin tierra; deshiciéronse sus esperanzas, quedando imposible a todo su remedio; pero los piadosos cielos, que de muy atrás toman la corriente de remediar nuestras desventuras, ordenaron que la nave, llevada poco a poco de las olas, ya mansas y recogidas, a la orilla del mar, diese en una playa que por entonces su apacibilidad y mansedumbre podía servir de seguro puerto; y no lejos estaba un puerto capacísimo de muchos bajeles, en cuyas