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Página:Los trabajos de Persiles y Sigismunda - Tomo I (1920).pdf/264

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como sacar verdaderas mis palabras y el contento de todos, y fué que, apartándose con Leoncia y Selviana a una parte, les dijo: “Sabed, amigas, que de hoy más lo habéis de ser verdaderas mías; que juntamente con este buen parecer que el cielo me ha dado, me dotó de un entendimiento perspicaz y agudo, de tal modo, que, viendo el rostro de una persona, le leo el alma y le adivino los pensamientos. Para prueba desta verdad, os presentaré a vosotras por testigos: tú, Leoncia, mueres por Carino, y tú, Selviana, por Solercio; la virginal vergüenza os tiene mudas; pero por mi lengua se romperá vuestro silencio, y por mi consejo, que sin duda alguna será admitido, se igualarán vuestros deseos. Callad, y dejadme hacer, que, o yo no tendré discreción, o vosotras tendréis felice fin en vuestros deseos.” Ellas, sin palabra, sino con besarla infinitas veces las manos, y abrazándola estrechamente, confirmaron ser verdad cuanto había dicho, especialmente en lo sus trocadas aficiones.

”Pasóse la noche; vino el día, cuya alborada fué regocijadísima, porque con nuevos y verdes ramos parecieron adornadas las barcas de los pescadores; sonaron los instrumentos con nuevo alegres sones; alzaron las voces todos, con que se aumentó la alegría; salieron los desposados para irse a poner en el tálamo donde habían estado el día de antes; vistiéronse Selviana y Leoncia de nuevas ropas de boda. Mi hermana, de industria, se aderezó y compuso con los mismos