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otros, ya vestido con los hábitos de ermitaño de Renato, despidiéndose déstos y de aquéllos, mezclando sollozos y lágrimas todo a un tiempo. Finalmente, convidándoles el sosegado tiempo, y un viento que podía servir a diferentes viajes, se embarcaron, y le dieron las velas, y Rutilio mil bendiciones, puesto en lo alto de las ermitas. Y aquí dió fin a este segundo libro el autor desta peregrina historia.
FIN DEL TOMO I Y DEL SEGUNDO LIBRO