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¡Vaya un lindo calzado de baile! dijo el viejo soldado.
LOS ZAPATOS COLORADOS
Érase una vez una niña muy linda y graciosa, llamada Cármen, hija de una madre viuda tan infeliz que, no pudiéndola comprar un par de zapatos, iba descalza la pobre muchacha durante el verano y calzada con unos grandes zuecos, en invierno, que no la preservaban del frio; así es que sus piececitos estaban siempre amoratados.
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