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Finalmente, la práctica del deber, además de una obligación racional, digna de la criatura inteligente, será una orden divina que reviste carácter religio- so y se refiere á su absoluto principio y lundamento.

129. El cumplimiento de la ley moral como deber religioso. El cumplimiento de la ley moral constituye parte de nuestros deberes religiosos: los indirectos. Dios al crear al hombre racional y libre ha expresado su voluntad de que este sér realice el bien en todas las relaciones posibles; considerados bajo este con- cepto, todos los deberes del hombre aparecen como otros tantos mandatos de Dios.

La práctica del bien es el más imperioso deber que tenemos para con Dios; la le es estéril sin las obras, y no hay verdadera piedad sin la caridad, ni con mayor fundamento sin la justicia.

El cumplimiento del deber es un acto religioso á la vez que moral; es un verdadero culto. No ama á Dios, ni respeta sus leyes, quien con el fervor en los labios y la malicia en la conciencia, viola los deberes que tiene consigo mismo ó con los demás hombres. Es menos estimable el fervor hipócrita del que alardea una piedad que en realidad ni siente, ni practica, que la sinceridad de aquel otro que, huérfano su espiritu de sentimientos religiosos, per- severa en la práctica del bien, sustituyendo con el deber la le de que carece.