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amor á nuestros padres tiene algo de religioso, porque ellos ejercen en la tierra una delegación de la autoridad divina.
Todos los sacrificios que cuestan, todos los cuida- dos que se tributan al hijo, deben granjear al padre un reconocimiento perpetuo; el deber de honrar á nuestros padres es, como ha dicho Platon, la más antigua de nuestras deudas.
44. Deberes entre los hermanos.—Los vinculos estre- chos que entre los hermanos establece la comunidad de origen y de vida, les impone el deber de amarse, cuidarse y favorecerse mútuamente no solo mientras forman parte del mismo hogar, sino aun cuando lle- gados á la mayoredad, constituyen familias distintas.
A los hermanos mayores corresponde, á falta de pa- dres, cumplir los deberes de tales.
Cada uno según su edad, sexo y condiciones tiene su destino marcado.
La fraternidad debe mostrarse no solo en las pala- bras, sino en los hechos, posponiendo el egoismo á la abnegación, correspondiéndose en los auxilios y pres- taciones.
45. Deberes entre amos y criados.—Modilicadas por completo en la sociedad moderna las condiciones del servicio doméstico, la estrecha y permanente vincula= ción de antes, ha quedado convertida en un contrato que libremente se celebra entre amos y criados.
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