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El Padre Hurtado decía que “la caridad empieza cuando termina la justicia”. ¡Bienvenida la caridad!, pero antes tenemos mucho por avanzar en materia de justicia.

Pero además de ser un imperativo moral, derrotar la pobreza constituye la mejor inversión que podemos hacer para fortalecer nuestra democracia, promover la paz social y abonar el camino hacia el desarrollo.

Por eso, nos hemos planteado la meta de superar la pobreza extrema durante los próximos cuatro años y sentar las bases para derrotar la pobreza antes del año 2018.

¿Cómo lo haremos?

Con dos tipos de instrumentos, igual como las dos hojas de una tijera cortan el papel. Los primeros apuntan a erradicar las causas de la pobreza y la desigualdad; los segundos, a aliviar sus consecuencias.

En cuanto a lo primero, es cierto que las causas de la pobreza son múltiples, pero las tres principales son la falta de trabajo, la mala calidad de la educación y la debilidad de la familia.

Ya me referí anteriormente a nuestro compromiso de crear un millón de nuevos empleos y mejorar la calidad y equidad de la educación chilena. Y en algunos minutos más daré a conocer nuestro programa para fortalecer la familia en nuestro país.

Todos ellos forman parte central de nuestro programa de gobierno. Pero toman tiempo. Por eso hemos puesto en marcha un completo plan para atenuar las consecuencias de la pobreza, cuya principal medida es la implementación del Ingreso Ético Familiar que, a través de diversas transferencias gubernamentales, suplementará el ingreso autónomo de las familias más pobres y de clase media vulnerable, de manera que puedan superar o evitar caer en la pobreza. Este Ingreso Ético Familiar lo hemos estimado en 250 mil pesos para una familia promedio de 5 personas. Esta iniciativa va a requerir una completa revisión y perfeccionamiento de la Ficha de Protección Social, de manera de no castigar a aquellas familias que se esfuerzan y progresan.

Porque no queremos transformar a los más pobres en sujetos pasivos y dependientes del Estado, el otorgamiento del Ingreso Ético Familiar estará condicionado al cumplimiento de requisitos básicos, como que los niños tengan sus exámenes y controles de salud al día y que asistan regularmente a la escuela o que quienes tengan edad para trabajar estén trabajando, capacitándose o buscando trabajo. Porque ninguna ayuda estatal puede reemplazar el esfuerzo que la propia familia haga para salir adelante.