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También, nos hemos hecho cargo de una antigua y justa demanda de la clase media, que siempre ha debido salir adelante en base con su propio esfuerzo, porque nunca es suficientemente rica para financiar su propia vivienda, ni suficientemente vulnerable para recibir un subsidio del Estado. Para ellos, creamos el subsidio habitacional para la clase media, hecho a la medida de sus aspiraciones y posibilidades y que ya ha permitido que 33 mil familias puedan construir o comprar una vivienda de hasta dos mil UF, y 39 mil familias más se sumarán este año.

Además, el año pasado realizamos un catastro de las 27 mil familias que aún viven en alguno de los 657 campamentos de Chile. Nuestra meta es entregar, durante nuestro Gobierno, 18 mil subsidios, el doble de los asignados entre los años 2006 y 2009. Estos recursos ya nos han permitido erradicar varios de los campamentos más emblemáticos, como el de Santa Paulina de Tomé y el de la Quebrada de Macul, a los cuales seguirán el campamento ex Vertedero, en Tarapacá; Las Camelias, en la Región de Los Lagos, y Ochagavía, en Santiago.

Pero no solo nos importa el número de viviendas, sino también, su tamaño y calidad. Por eso hemos aumentado su superficie promedio de 42 a 47 metros cuadrados, y a más de 50 para aquellas familias más numerosas, o que acogen en su seno a un adulto mayor o a una persona con discapacidad. Respecto de la calidad de las viviendas, presentamos un proyecto de ley que establece nuevas exigencias y mayores sanciones para aquellos constructores inescrupulosos que las incumplan, para que nunca más el Estado de Chile se preste para atropellar la dignidad de las familias humildes condenándolas a vivir segregadas en verdaderos guetos de pobreza, como lo hizo con la Villa el Volcán, de Puente Alto, o Las Viñitas, de Renca.

Asimismo, hemos recuperado para sus vecinos 94 barrios vulnerables, a los cuales sumaremos 41 más este año, incluidos algunos históricamente postergados, como la Legua, en San Joaquín; la Cañamera, en Puente Alto, y las zonas contaminadas por polimetales, en Arica, beneficiando directamente a más de 300 mil personas con la construcción e iluminación de plazas, áreas verdes, canchas y multicanchas, bibliotecas, sedes sociales y juegos infantiles.

También estamos construyendo 17 nuevos parques urbanos en distintas regiones del país, que sumarán 150 hectáreas de áreas verdes, en su mayoría en comunas vulnerables, como los ya entregados en Quinta Normal, Cerrillos, Parque Bicentenario de la Infancia, y los en ejecución como el Parque La Cañamera, en Puente Alto; La Hondanada, en Cerro Navia; el Parque Renato Poblete, en Quinta Normal; la Aguada, en San Joaquín; el de La Ciudadanía, en Ñuñoa; el Kaukari, en Copiapó; el Parque Fluvial, en Constitución, y el Parque Lo Galindo, en Concepción.

Y no nos hemos olvidado de los deudores habitacionales que producto de una enfermedad, la pérdida del empleo o por errores en el diseño de la política habitacional, han vivido la angustia de perder su vivienda, o bien se encuentran ahogados por una deuda excesiva. Por ello, estamos beneficiando a 119 mil deudores habitacionales, aliviando la carga financiera, subsidiando el pago oportuno de los dividendos y condonando la deuda a personas con enfermedades catastróficas, discapacidades severas o situaciones extremas.

UN SISTEMA DE TRANSPORTES SEGURO, EFICIENTE Y A UN PRECIO JUSTO

La sociedad de seguridades también nos exige un sistema de transporte público y privado más seguro, cómodo, eficiente y a un precio justo. Al fin y al cabo, el día tiene 24 horas, y si restamos los tiempos de sueño y trabajo, los chilenos destinan en promedio casi la mitad de su tiempo disponible en traslados. Y por tanto, cada minuto y peso que ahorramos en transporte, es un minuto más para compartir con nuestras familias, recrearnos o descansar y un alivio para el bolsillo.