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50 años de vida juntos y que, gracias al Bono Bodas de Oro y la eliminación de su descuento del siete por ciento, han podido cumplir algunos de sus sueños. Además, están muy contentos porque con el término de las listas de espera hoy los atienden mucho más rápido en el Hospital Tisné de Peñalolén.

También están muy orgullosos de sus nietos. Verónica la mayor, podrá cumplir su sueño de transformarse en microempresaria de repostería gracias a un crédito del Fosis al cual está postulando, con la tranquilidad de saber que, mientras esté en su trabajo, su hijo Ignacio estará bien cuidado en uno de los tres mil jardines infantiles que la Junji mantiene a lo largo de Chile. Su hermana Jennifer, acaba de acceder a un subsidio habitacional para la clase media, y se comprará una casa de hasta UF 2.000, donde se trasladará a vivir con su madre que, por haber perdido la vista de un ojo, hoy recibe una pensión de invalidez. Pero Jennifer, además, está esperando guagüita, por lo que ya se está preparando para gozar su posnatal de seis meses.

Otro nieto, Roberto, gracias a su esfuerzo y la recuperación de nuestra economía, encontró un empleo estable, con contrato de trabajo y cotizaciones. Y hoy, junto a sus amigos, espera ansioso que concluya la construcción de una multicancha en su querida población San José de Arica, donde vive. Y Claudia, la nieta menor, aspira a seguir sus pasos con su buen rendimiento académico en el Liceo Domingo Santa María, lo que le permitirá postular a la nueva Beca Bicentenario y convertirse en la primera nieta profesional. ¡Querida familia Landeros González, bienvenida a la sociedad de oportunidades, seguridades y valores¡

Por supuesto que estamos concientes que aún quedan muchas necesidades, problemas y desafíos que enfrentar y que muchas familias chilenas no lo están pasando bien y esperan y merecen una vida mejor. Eso es lo que nos motiva a seguir trabajando cada día más duro. En estos dos años he visitado casi todas las comunas de Chile, desde Arica hasta la Antártica y he visto los rostros de mis compatriotas y compartido sus sentimientos. A veces de sufrimiento y temor, a veces de progreso y alegría, pero siempre de coraje y esperanza.

Por eso esta mañana los invito a preguntarnos ¿en qué país queremos vivir?, ¿en qué país queremos que vivan nuestros hijos, nuestros nietos y los que vendrán? Porque ese país que queremos construir depende básicamente de nuestra propia voluntad y compromiso.

Quiero ratificar hoy día a mis compatriotas que ningún obstáculo o grupo de presión, por fuerte o poderosa que sea, me desviará del objetivo de cumplir mis compromisos con los chilenos, ni a ustedes ver como sus vidas y la de sus familias comienzan a cambiar para mejor. Ese fue mi compromiso como candidato y ha sido, es y seguirá siendo, hasta el último día de mi mandato, mi única motivación como Presidente.

Más allá de nuestras legítimas diferencias, nunca olvidemos que todos somos chilenos, que todos queremos a nuestra patria y que todos compartimos una misma historia y futuro. Que en la unidad está nuestra fortaleza y en la división nuestra debilidad. Y que juntos, unidos, con fe y esperanza y entregando lo mejor de nosotros mismos, triunfaremos en la gran y noble misión de construir ese Chile más libre, más justo y más próspero, que nuestros padres y abuelos siempre acariciaron, pero nunca alcanzaron, en que todos sus hijos puedan, con sus talentos y esfuerzos, buscar su realización personal y su felicidad en este mundo.

Que Dios los bendiga a todos. Que Dios bendiga a nuestra patria.

Muchas gracias y ¡Viva Chile!