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Mis últimas tradiciones
II


Pedro de Candia


Cuando Francisco Pizarro se vió, en la isla del Gallo, abandonado por sus compañeros de aventura, sólo trece hombres se resolvieron á permanecer con él y sufrir todas las penalidades anexas á lo desesperado de la situación. Esos trece hombres eran almas verdaderamente heroicas. Llamábanse Nicolás de Rivera el Viejo, Bartolomé Ruiz, Juan de La Torre, Francisco de Cuellar, Alonso Briceño, Cristóbal de Peralta, Alonso de Molina, Pedro Alcón, Domingo de Sorialuce, Antonio de Carrión, García de Jerez, Martín Paz y Pedro de Candia.

Tres de ellos debían morir sin ver realizada la conquista. Alonso de Molina se quedó en Tumbes, enamorado de una india, y fué asesinado por los naturales; Pedro Alcón murió loco; Martín Paz falleció en la Gorgona, víctima de la fiebre; Alonso de Molina es el héroe de una novela de Marmontel; y Francisco de Cuellar murió á manos del verdugo, ignorándose por completo si Carrión y Sorialuce militaron después en el Perú. Estos dos nombres no son recordados por ningún cronista, ni en los combates con los indios, ni en las guerras civiles de los conquistadores. Sólo Alonso Briceño regresó á España, donde vivió holgadamente con la parte que le cupo del tesoro de Atahualpa.

En cuanto á Juan de La Torre, murió muy tranquilamente en su lecho, y siendo uno de los fundadores y más acaudalados vecinos de Arequipa.

Luego que Pizarro, transcurridos muchos meses, recibió refuerzos y salvó de la crítica situación en que se había hallado en las islas del Gallo y de la Gorgona, se dirigió á Tumbes, en cuyo puerto hizo desembarcar á Pedro de Candia en calidad de embajador. Todos los cronistas están conformes en que Pe-