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Ricardo Palma

instrucciones, cayó sobre el enemigo. Martín de Robles salió herido, escapando milagrosamente; la mortandad fué grande entre los realistas, y el mariscal culpó siempre al insubordinado teniente de la derrota de Chuquinga.

Cuando, en 1555, llegó á Lima el virrey primer marqués de Cañete, Martín de Robles era ya tan viejo y achacoso, que para ir á misa ó á Cabildo, lo hacía apoyándose en un esclavo y llevándole otro la espada. Como el nuevo virrey había substituído el tratamiento de muy nobles señores que hasta entonces se daba á los cabildantes, con el de nobles señores, dijo viéndose don Martín, en pleno Cabildo de Potosí:—Ya le enseñaremos á tener crianza á ese virrey de mojiganga, que viene asaz descomedido en el escribir.—El vejete, que había sido siempre revoltoso, creía conservar aún los bríos de su mocedad y volver á armar la gorda.

Súpolo el marqués de Cañete, y se propuso castigar tanto la burla á su persona cuanto la traición de Robles al virrey Blasco Núñez. Con tal fin salió de Lima el oidor Altamirano con el encargo de hacerle dar garrote. El octogenario Martín de Robles, que investía la clase de general, fué sin ningún miramiento ni proceso ejecutado en secreto, lo que produjo un serio tumulto en Potosí.

Felipe II desaprobó la conducta del virrey, relevándolo inmediatamente con el conde de Nieva, y colmando de honores y gracias á doña María de Robles y á su hijo Pablo Meneses.

Martín de Robles fué tío del famoso padre Calancha, autor de la curiosa crónica agustina del Perú.