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MIS ÚLTIMAS TRADICIONES

nas, con un largo y pesado romance octosílabo, celebrando las lidias de gallos y la erección del circo que autorizó el virrey Amat, Titulábase ese engendro monstruoso Epoca Galicana, egira Galilea.

Alguien que yo me sé, intentó crear la revista gallística en la prensa: pero, afortunadamente para las letras peruanas, no halló eco su propósito y tuvo que guardar la pluma.

Sin embargo, y para satisfacer curiosidades exigentes, ahí va una descripción mía de la lidia gallística del domingo 15 de Septiembre de 1874. Conste que no reincidí en el pecado.

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A eso de las 3 y 20 salió el Volantuzo á revolver la arena con un pinto, que se encontró con un carmelo de regular alcance y de mejor lámina. Aderezados los gallos, con el careo y la navaja, y puestos en el redondel, partió con presteza el pinto, bajando el cuarto al carmelo, que no quiso darse por vencido hasta que una nueva acometida del contrario, que era de mucho registro, le quitó el habla.

Después de la chusca principió la jugada. Era ésta de cincuenta y doscientos. Llevaba la voz y la campana el señor X . . . . . y los contendientes que eran los señores H . . . . y N . . . . eran los mismos que amarraban. Conjuntivitis, á la derecha, y Chuchumeco, á la izquierda, estaban á la puesta y á la levantada, y á los careos.

Soltó el segundo un ají-seco prieto, cabeza rota, juntón, contra un ají-seco claro, cola blanca, de más alcance, pues era de plaza, pero de menos vuelo que su adversario. Hecha la apuesta, avanzó el prieto y, zafando con malicia de la acometida en vuelo del cola blanca, levantóse más y, en el aire, hirió á éste. Luego contestó el cola blanca; pero un tiro de suelo, de oportunidad y mucho brío del prieto, y dos prendidas, le dieron el triunfo. Duró la pelea un minuto y dieciséis segundos.

Conjuntivitis se presentó con un ají-seco, machetón, de tamaño regular, contra otro idem-idem, de más alcance. Al partir en vuelo el machetón se hizo atrás el contrario; pero, á su vez, al bajar, pudo herirlo, Después de una cita algo prolongada, subieron ambos; y superitando el último, por ser de más ala, venció al contrario que, con tres sacudidas, besó á su madre. Duró un minuto y diecinueve segundos.

Se sacó en tercera un malatobo, pata amarilla, contra un ají-seco, ala blanca, golilla anaranjada y de más cuartilla. Partir el pata amarilla y agarrarse á la mecha con el machetón, todo fué uno. Era el último un gallo muy