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Mis últimas tradiciones

la alianza británica con España eran rémoras para el tráfico regularizado de los buques negreros.

Por fin, restablecido Fernando VII en el trono, se vió obligado á acceder á las humanitarias exigencias de la Inglaterra, y en 1817 expidió real decreto prohibiendo la trata de negros y la introducción de ellos en las colonias de América.

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Iniciada la guerra de Independencia, el general San Martín, en decreto de 12 de Agosto de 1821, dijo:—«Una porción de nuestra especie ha estado durante tres siglos sujeta á los cálculos de un tráfico criminal. Los hombres han comprado á los hombres, y no se han avergonzado de degradar la familia á que pertenecen. Yo no trato de matar de un golpe este antiguo abuso. Es preciso que el tiempo mismo que lo ha sancionado, lo destruya; pero yo sería responsable á mi conciencia pública y á mis sentimientos privados, si no preparase, para lo sucesivo esta piadosa reforma, conciliando, por ahora, el interés de los propietarios con el voto, de la razón y de la humanidad. Por tanto, declaro lo siguiente:—Todos los hijos de esclavos que hayan nacido y nacieren en el territorio del Perú, desde el 28 de Julio del presente año, serán libres, y gozarán de los mismos derechos que el resto de los ciudadanos.»

Complementario de este magnánimo decreto dictó el Protector San Martín, con fecha 24 de Noviembre, otro por el que concedía á los antiguos amos el patronato ó tutela, hasta la edad de veinticuatro años los varones y de veinte las mujeres, obligando á los patrones, en cambio del servicio que los libertos les prestaran, á enseñarles á leer y escribir, y hacerlos aprender algún oficio ó industria. Por ese decreto se declaró también libre á todo esclavo que del extranjero viniese á nuestro territorio, así como á los nacionales que, por tres años, sirviesen en el ejército ó se distinguieran en una acción de guerra.

De suyo se comprende que los hacendados acogieron con disgusto los liberales decretos de San Martín, y que la mayor