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Cachivachería

actual organización combate, entra el autor en importantísimas consideraciones sobre la gran cuestión que hoy trae convulsionada á la Europa.—«Hay en la Internacional (dice) un hecho que no debe despreciarse: la miseria de los obreros, que quieren trabajar para vivir y que no tienen trabajo, y la de los que trabajan sin un provecho proporcionado. De ese hecho han abusado los ateos, socialistas y comunistas, y los demagogos que nada respetan, siempre que se les franquee el camino hacia el poder. No somos partidarios de la Internacional; porque, para nosotros, la Biblia es el único código completo de moral y de derecho: el culto, necesidad individual y social: la herencia, la salvaguardia de la familia; y sin impuestos, sin fuerza pública, sin gobierno, sin religión, es imposible la sociedad. Pero la Internacional descansa en un hecho, en el que hay, cuando no un fondo de justicia, una loable aspiración.»

Perdone el ilustrado señor T. L. S. que no estemos de acuerdo con su opinión. Creemos que no hay aspiración loable si, ante todo, no está basada en la justicia. Convenimos en que el obrero tiene derecho al trabajo: pero no aceptamos que, para hacer práctico este derecho, le sea, no diremos lícito, síno excusable, recurrir á la violencia y al desquiciamiento social. Para nosotros, ese desnivel funestísimo en la cuestión capital del trabajo, no es más que, valiéndonos de una frase del mismo señor S. una desiguadad racional é inevitable, y no la obra de la injusticia humana.

Incidentalmente consagra el señor T. L. S. algunos capítulos de su libro á la música, la pintura, el teatro, la biblioteca y museo, y, francamente hablando, son estos capítulos los que más han llamado nuestra atención. Cada uno de ellos forma un excelente cuadro de crítica social y administrativa, donde campean el aticismo literario y el espíritu filosófico y de observación concienzuda, que tan estimables hacen las producciones de nuestro modesto amigo.

Completa el libro del señor T. L. S. un proyecto de ley de instrucción que, en el fondo, es la síntesis de las ideas que forman el cuerpo de la obra. Extraños á la carrera del profesorado, reconocemos nuestra incompetencia para juzgar este tra-