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Ricardo Palma

europeos, es la de que ni los antiguos ni los modernos poetas que han versificado en quichua hicieron uso de la rima, ya fuese ésta asonante ó consonante. Plumas muy autorizadas han sostenido que la rima no entra en la índole del quichua, y de ello dan prueba concluyente los yaravíes, versos esencialmente y populares.

Acaso esta opinión mía, en abierta discordia con la de los eruditos filólogos Marckam y Barranca, y con la de hábiles críticos que, así en el Perú como en Inglaterra, Francia y Alemania se han ocupado del Ollantay, sea tildada de extravagante. Pero sea de ello lo que fuere, y dejando la cuestión en tela de juicio para que ingenios más competentes decidan si es exagerada ó inaceptable mi opinión, no por eso deja de tener el Ollantay un sello de indisputable mérito.

Servicio, y grande, ha hecho, pues, á la Historia y á las letras el inteligente señor Carrasco, contribuyendo á popularizar con el atractivo que brindan los buenos versos de su traducción, una de las más hermosas leyendas de la época de los Incas.


Copias del natural.

Si no me probaran las canas y otras prebendas legas que empiezo á envejecer, bastaría para traer á mi espíritu tan dolorosa convicción, lo descontentadizo que me he vuelto en achaque de poesía y de poetas. No prueba ello que mi gusto literario haya ganado ó perdido, sino, simplemente, que los años despiadados me hacen ver bajo diverso prisma los renglones rimados y las lucubraciones de la fantasía. Si las obras del espíritu han de juzgarse siempre con el espíritu, declaro que el mío debe haber pasado por, alguna extraña metamorfosis. Lo cierto es que hoy me embelesan poetas que, en la mocedad, me inspiraban sueño; y no me resigno á leer de seguido aquellos que fueron mi constante hechizo.

Por lo mismo que en días ya remotos, en las horas de las ilusiones juveniles, rendí culto y vasallaje á las hermanas del Caslalio coro, y que ellas (¡ingratas y tornadizas!) me es-