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Cachivachería

Martín era hijo de una conciencia honrada y de verdadera sensatez. El Perú de 1821, aunque nos duela confesarlo, para todo estaba preparado menos para la vida republicana. Verdadero centro de las tradiciones monárquicas, con una gran copia de títulos de Castilla, que daban á la capital del virreynato el boato y exterioridades de una pequeña corte regia, mal podía romper en un instante con su pasado y hábitos de tres siglos. La transición era demasiado brusca.

Capítulo muy notable que encontramos en la obra de Mitre es el que consagra á la entrevista de Guayaquil, entrevista que ha dado campo á infinitas conjeturas y á versiones de todo punto inexactas ó fantásticas. Muy bellas son las líneas que sirven de introducción á este capítulo, y no queremos dejar de darlas á conocer á nuestros lectores.

«El encuentro de los grandes hombres que ejercen influencia decisiva en los destinos humanos, es tan raro como el punto de intersección de los cometas en las órbitas excéntricas que recorren. Sólo una vez se ha producido este fenómeno en el cielo. La masa de un cometa penetró una vez en el otro, y al dividirlo lo convirtió en una lluvia de estrellas que sigue girando en su círculo de atracción, mientras el primero continuó su marcha parabólica en los espacios. Tal sucedió con San Martín y Bolívar, los dos únicos grandes hombres sudamericanos por la extensión de su teatro de acción, por su obra, por sus cualidades intrínsecas, por su influencia en su tiempo y en su posteridad. Son los únicos hijos del Nuevo mundo, después de Washington, que dió al mundo la nueva medida del gobierno humano, según la vara de la justicia, y legó el modelo del carácter más bien equilibrado en la grandeza que los hombres hayan admirado y bendecido. Bolívar y San Martín fueron los libertadores de un Nuevo Mundo republicano, que restableció el dinamismo del mundo político, por efecto de la revolución que hicieron triunfar. Su acción fué dual como la de los miembros de un mismo cuerpo; y hasta su choque y antagonismo final responde á su acción dupla, que se completa la una por la otra. Los paralelos de los hombres ilustres, á lo Plutarco, en que se buscan los contrastes externos y las similitudes para producir un antítesis