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Cachivachería

Un cambio se había operado ya en las convicciones políticas de Monteagudo. El exaltado republicano de 1809 se manifiesta, en 1820, inclinado á defender la monarquía constitucional. El radical intransigente es ahora conservador neto. Así. en el segundo número del Censor, habla contra «los esfuerzos prematuros para establecer una libertad que sería más ventajosa á nuestros enemigos que á nosotros.»

En resumen, la opinión de Monteagudo, expresada más tarde con claridad en muchos de sus escritos, era que los «pueblos de la América española no estaban preparados para ser regidos por instituciones democráticas, y que había peligro en darles á beber sin medida el néctar embriagador de la libertad.»

Una de sus frases familiares, era ésta:—«La república, para que sea buena, ha de ser como la fruta que de madura se cae del árbol. Lo que es, por ahora, en América la veo verde. Para gozar de libertad, y aun para sufrir la esclavitud, es necesario hacer una especie de aprendizaje, antes de adquirir la paciencia habitual del esclavo y la constante moderación que debe animar al que desea ser libre.»

En uno de los números del Censor, hacía el publicista argentino esta bien significativa declaración: «No pretendemos librar nuestra felicidad exclusivamente á una forma determinada de gobierno. Conocemos los males del despotismo y los peligros de la democracia. Ya hemos salido del período en que podíamos soportar el poder absoluto y, bien á costa nuestra, hemos aprendido á temer la tiranía del pueblo cuando llega a infatuarse con los delirios democráticos.»

A fuer de hábil y experimentado, Monteagudo no lanzaba aún todo su pensamiento. Preparaba el terreno para, en su oportunidad, arrojar la semilla. Véase la sutileza con que nos hacía dudar de la gran república creada por Washington...

«Ni podemos ser tan libres como los que nacieron en esa tierra clásica (Inglaterra), que ha presentado el modelo de los gobiernos constitucionales, ni como los americanos de la América septentrional, que educados en la escuela de la libertad, osaron hacer el experimento de una forma de gobierno, cuya excelencia aun no puede probarse satisfactoriamente por la duración de cuarenta y cuatro años.»