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miento más oculto de un hombre de Estado. En los brindis, el general Bolívar, abimdando en la elocuencia que le era familiar, analizó con entusiasmo sus triunfos, sus glorias, y las que se prometía aún llevando sus huestes á la república Argentina. Herido nuestro amor propio, expresé, con la moderación posible, el hondo sentimiento que me causaba escuchar del Libertador palabras tan inmerecidas como no proavocadas de parte de una nación que, en esos instantes, se preparaba á luchar con el vecino imperio del Brasil.»

«Me había retirado conversando con uno de los generales de Colombia al extremo opuesto de la galería, cuando noté que el Libertador saltaba sobre la mesa en que se sirvió el café, y decía al coronel Dehesa:—Así, así he de pisotear á la República Argentina— al mismo tiempo que pisaba y hacía pedazos las tazas y botellas que cubrían dicha mesa.»

«A este espectáculo corrí hacia el Libertador, y alejando á Dehesa, logré con mil esfuerzos calmar su exaltación y conjurar aquella tempestad.»

«Instruido de la causa que motivó el lance, supe que Bolívar había dicho algo en relación á la dictadura, en la América del Sur, que era su sueño dorado, agregando que, en breve, pisaría el territorio argentino. El coronel Dehesa, que lo escuchaba con la cabeza acalorada, contestó que sus compatriotas no aceptaban dictadores—respuesa que irritó tanto al Libertador.»

Alvarado acompañó á Bolívar en su viaje triunfal hasta Potosí, y allí el Libertador fué más explícito con él. Sigamos copiando.

«En otra de sus visitas, tomando aquel aire de notable franqueza que parecía serle característico, me dijo:— General, tengo veintidós mil hombres que no sé en qué emplearlos con provecho, y que de manera alguna conviene licenciar porque Uevarían la anarquía; preciso es aniquilarlos en la guerra, y hoy, cuando la República Argentina está amenazada por el Brasil, poder irresistible para ella, se me brinda la oportunidad de realizar el pensamiento glorioso que animo de ser dictador de la América del Sur, Ofrezco á usted un cuerpo de seis mil hombres para que ocupe la provincia de Salta.