—Debo creer que no juega usted conmigo ,—repuso Ibarra con voz débil, después de algunos instantes de silencio. —¿Podría usted decirme por que estaba en la cárcel?
El anciano pareció reflexionar.
—A mí me extraña mucho que no le hayan enterado á usted de los negocios de su familia.
—Su última carta de hace un año me decía que no me inquietase si no me escribía, pues estaría muy ocupado: me recomendaba que siguiese estudiando... ¡me bendecía!
—Pues entonces esa carta se la escribió å usted antes de morir; pronto hará un año que le enterramos en su pueblo.
—¿Por qué motivo estaba preso mi padre?
—Por un motivo muy honroso. Pero sigame usted , que tengo que ir al cuartel; se lo contaré andando. Apóyese usted en mi brazo.
Anduvieron por algún tiempo en silencio: el anciano parecía reflexionar y pedir inspiración á su perilla que acariciaba .
—Como usted sabe muy bien,—comenzó diciendo, —su padre era el más rico de la provincia , y aunque era amado y respetado de muchos, otros en cambio le odiaban ó envidiaban. Los españoles que venimos á Filipinas no somos desgraciadamente lo que debíamos: digo esto tanto por uno de sus abuelos de usted , como por los enemigos de su padre. Los cambios continuos, la desmoralización de las altas esferas, el favoritismo, lo barato y lo corto del viaje tienen la culpa de todo; aquí viene lo más perdido de la Península, y si llega uno bueno, pronto le corrompe el país. Pues bien, su padre de usted tenía entre los curas y los españoles muchísimos enemigos.
Aquí hizo una breve pausa.
—Meses después de su salida de usted, comenzaron los disgustos con el padre Dámaso, sin que yo pueda explicarme el verdadero motivo . Fray Dámaso le acusaba de no confesarse: antes tampoco se confesaba, y sin embargo eran muy amigos, como usted recordará aún. Además, don Rafael era un hombre muy honrado y más justo que muchos que confiesan y se confiesan: tenía para si una moral muy rigida, y solía decirme cuando me hablaba de estos disgustos: «Señor Guevara, ¿cree usted que Dios perdona un crimen, un asesinato , por ejemplo, sólo con de-