gua de tienda. Los partidarios de capitán Tiago han observado que ella se duerme durante el sermón, pero los partidarios de ella contestan que el sermón está ya pagado, y por ella , y en todas las cosas pagar es lo primordial. Ultimamente le anonadó regalando á una iglesia tres andas de plata con dorados , cada una de las cuales le costara más de tres mil pesos . Capitán Tiago espera que esta anciana acabe de respirar el mejor día o que pierda cinco ó seis de sus pleitos, para servir solo a Dios; desgraciadamente los defienden los mejores abogados de la Real Audiencia, y en cuanto a su salud, no tiene por donde cogerla la enferme. dad: parece un alambre de acero, sin duda para edificación de las almas, y se agarra á este valle de lágrimas con la tenacidad de una erupción de la piel. Sus partidarios tienen la confianza segura de que á su muerte será canonizada, y de que capitán Tiago mismo la ha de venerar aún en los altares, lo que él acepta y promete con tal de que muera pronto.
Así era capitán Tiago en aquel entonces. En cuanto à su pasado era el hijo único de un azucarero de Malabón , bastante acaudalado, pero tan avaro que no quiso gastar un cuarto para educar a su hijo , por cuyo motivo fué Santiaguillo criado de un buen dominico, hombre muy virtuoso , que procuraba enseñarle todo lo bueno que podía y sabía. Cuando iba á tener la felicidad de que sus conocidos le llamasen lógico, esto es, cuando iba a estudiar lógica , la muerte de su protector, seguida de la de su padre, dió fin á sus estudios, y entonces tuvo que dedicarse a los negocios. Casóse con una hermosa joven de Santa Cruz que le ayudó a hacer su fortuna y le dió su posición social. Doña Pía Alba no se contentó con comprar azúcar, café y añil : quiso sembrar, y compró el nuevo matrimonio terreno en San Diego, datando de ahí sus amistades con el P. Dámaso y D. Rafael Ibarra, el más rico capitalista del pueblo.
La falta de heredero en los seis primeros años de matrimonio hacían de aquel afán por acumular riquezas casi una censurable ambición , y, sin embargo, doña Pía era esbelta , robusta y bien formada. En vano hizo novenarios; visitó por consejo de las devotas de san Diego á la Virgen de Caysasay en Taal; dió limosnas ; bailó en la procesión en medio del sol de Mayo delante de la Virgen de Turum-