Ticá, la madre de la alegre Sinang; -tomad salabat con poto [1] Albino, y veréis que hasta os dará ganas de rezar.
-Es lo que hago ,-contestó éste : -pienso confesarme.
-¡No! -decía Sinang, -- tomad café, que da ideas alegres.
-Ahora mismo, porque me siento un poco triste .
-¡No hagáis eso ! ---le advertía la tía Isabel; tomad te con galletas; dicen que el te tranquiliza el pensamiento.
-¡También tomaré te con galletas! contestaba el complaciente seminarista; --por fortuna ninguna de estas bebidas es el catolicismo.
- Pero ¿ podéis ?... pregunta Victoria.
¿Tomar también chocolate? ¡Ya lo creo! Con tal que el almuerzo no tarde mucho...
La mañana era hermosa: las aguas comenzaban á brillar , y de la luz directa del cielo y de la reflejada por las aguas, resultaba una claridad que iluminaba los objetos, casi sin producir sombras, una claridad brillante y fresca, saturada de colores, que adivinamos en algunas marinas.
Casi todos estaban alegres, aspiraban la ligera brisa que comenzaba a despertarse: basta las madres , tan llenas de prevenciones y advertencias, reían y bromeaban entre sí.
-¿Te acuerdas? decía una á capitana Ticá , -te acuerdas de cuando nos bañábamos en el río , cuando aun éramos solteras? Descendían á lo mejor la corriente en banquitas hechas con corteza de plátano, con frutas de varias clases entre olorosas flores. Cada una llevaba una bandeja en donde leíamos nuestros nombres...
-Y ¿cuando volvíamos á casa? - añadía otra sin dejar concluir a la primera; -encontrábamos los puentes de caña destrozados y entonces teníamos que vadear los arroyos... ¡los pícaros!
-¡Sí!-decía capitana Ticá,-pero yo preferia mojar los bordes de mi falda antes que descubrir el pie: sabía que en los matorrales de la orilla habían ojos que observaban.
Las jóvenes que oían estas cosas se miraban y sonreían; las demás tenían sus propias conversaciones y no hacían caso.
- ↑ Cárex tuberosa , P. Bl. (ciperáseas).,