Página:Noli me tángere (José Rizal).pdf/101

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
99
NOLI ME TÁNGERE

del padre Sibyla. Inmóvil en su sitio estaba el misterioso y taciturno padre Salví.

Está triste!-observó Sinang;-piensa en lo que le van á costar tantas visitas. Pero ya veréis como no lo paga él, sino los sacristanes.

—Sinang!-exclamó Victoria en tono de reprensión.

—No le puedo sufrir; yo ya no me confieso con él.

Entre todas las casas se distinguía una que ni estaba iluminada ni tenía las ventanas abiertas: era la del alférez. Extrañóse de ello María Clara.

—La bruja! ¡La musa de la Guardia civil, como la llaman!-exclamó la terrible Sinang.-¿Qué tie ne ella que ver con nuestras alegrías? ¡Estará rabiando! Deja que venga el cólera y verás como da un convite.

—Pero Sinang!-volvió á exclamar su prima.

—Nunca la he podido sufrir, y menos desde que turbó nuestra fiesta con sus guardias civiles. A ser yo arzobispo, la casaba con el padre Salví... Mira que hacer prender al pobre piloto que se arrojó al agua por complacer...

No pudo concluir la frase: en el ángulo de la plaza, donde un ciego cantaba al son de una guitarra el romance de los peces, se presentaba un raro espectáculo.

Era un hombre cubierto con un ancho salakot de hojas de palma y vestido miserablemente. Consistía su traje en una levita hecha jirones y unos calzones anchos, como los de los chinos, rotos en diferentes sitios. Miserables sandalias calzaban sus pies. Su rostro quedaba todo en sombras, gracias á su salakot. Era alto y por sus movimientos debía creerse que era joven. Depositaba un cestoen tierra, y se alejaba después pronunciando soni-