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NOLI ME TÁNGERE

Capitán Tiago ya estaba lejos.

—¡Viene su excelencia y se hospeda en casa de Capiián Tiago!-exclamaron algunos sin considerar que estaban ailí la hija y el futuro yerno.

La elección no podía ser mejor!-repuso éste.

Los frailes se miraron unos á otros. La mirada quería decir: <El capitán general comete una de las suyas; nos ofende no hospedándose en el convento, > —Ya me habían hablado de eso ayer-dijo el alcalde,-pero entonces su excelencia no estaba aún decidido.

—¡Aquí vienen otros partes!

·Eran para el alcalde, el alférez y el gobernadorcillo: los frailes tuvieron otro disgusto al ver que ninguno iba dirigido á ellos.

—¡Su excelencia llegará á las cuatro de la tarde, señores!-dijo el alcalde solemnemente;-podemos comer con tranquilidad.

La conversación volvió á tomar su curso ordinario.

—Noto la ausencia de nuestro gran predicador!

—dijo timidamente uno de los empleados, de aspecto inofensivo, que no había abierto la boca hasta el momento de comer y hablaba ahora por primera vez en toda la mañana.

Todos los que sabían la historia del padre de Crisóstomo hicieron un movimiento y un guiño que querían decirle: «Te has lucido! ¡Al primer tapón, zurrapa!» Pero algunos más benévolo8 contestaron: -Debe estar algo cansado.

Qué algo?- exclamó el alférez.-Rendido debe estar, ó como dicen por aquí, malunqueado.

¡Czidado con la plática!