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NOLI ME TÁNGERE

gurado de mil maneras, era creído con más ó menos facilidad, según adulaba ó contrariaba las pasiones y el modo de pensar de cada uno.

Sin que la pública tranquilidad apareciese turbada, al menos aparentemente, se alteraba la paz de muchos hogares. Comenzaron las persecuciones, las delaciones y las venganzas. Los naturales del país de carácter un poco independiente, fueron objeto de un vil espionaje. Los frailes aprovecharon la ocasión para apretar los tornillos de la máquina, que hasta entonces había obedecido solamente á su omnímoda voluntad, y que parecía aflojarse. El capitán general tuvo que someterse á ellos incondicionalmente y comenzó á creer en la perfidia de los mestizos. El golpe dado por el padre Dámaso en colaboración con el padre Salví, producía los efectos apetecidosdignación al enterarse de la intentona cuya direccion atribuían á Ibarra, y se propuso ser inexorable. El buen señor había caído en el lazo como los demás habitantes del archipiélago. Inmediatamente se inventó una leyenda que convirtió en héroes al cura de San Diego y al alférez de la guardia civil. El mismo general, que en medio de su bonhomie era un sujeto aprovechado, trató de sacar partido del malhadado suceso. Telegrafió á la Península diciendo que en el pueblo de San Diego, vecino á la capital, se había levantado una numeroaa partida, felizmente disuelta gracias á la buena organización del ejército y á confidencias que personalmente había recibido en su reciente viaje; al mismo tiempo enviaba una extensa lista, proponiendo recompensas para sus amigos y paniaguados.

Mientras una parte de la población vislumbraba cruces, condecoraciones, empleos y dignidades, la otra veía levantarse en el horizonte obscura nube, general sinti verdadera in-