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Acta Apostolicae Sedis - Comentario Oficial

Su lamento llega a Nuestros oídos y Nos mueve a repetir, con la misma ternura y compasión, aquellas palabras que brotaron del amante Corazón del Divino Maestro cuando vio a la débil multitud con hambre: «Me da pena esta gente»[1]

Más vehemente se torna Nuestra conmiseración mientras contemplamos una multitud de niños pequeños que piden pan «cuando no hay nadie para llevárselo»[2]. Estos pequeños, en su inocencia, están soportando la peor parte de la carga. Escuálidos y miserables, están condenados a ver desvanecerse las alegrías propias de su edad y a tener su legítima risa silenciada sobre sus jóvenes labios mientras observan con desconcierto a su alrededor.

El invierno llega rápidamente, sin duda acompañado por sus dolorosas consecuencias: los sufrimientos y privaciones que el tiempo frío inflige sobre los pobres y los más débiles. Hay razones para temer que la plaga del desempleo, que ya hemos mencionado, crecerá y llegará a extenderse, de modo que la imprevista pobreza empuje a las familias a la indigencia y – Dios no lo quiera- a la desesperación. Nuestro corazón paternal no puede ver esta situación sin preocupación; por esto, como nuestros predecesores han hecho en circunstancias similares, especialmente nuestro inmediato predecesor de feliz memoria Benedicto XV,[a] elevamos Nuestra voz y dirigimos Nuestra apelación a todos aquellos en quienes la fe y la caridad cristiana siguen vivas. Llamamos a una batalla[b] de caridad y socorro que, cuidando los cuerpos y confortando las almas, traerá un renacer de serena confianza y alejará de la mente los tristes pensamientos que suele engendrar la miseria. Extinguirá las llamas del odio y de la pasión, poniendo en su lugar los ardores del amor y la concordia, que alienta y promueve el vínculo de la paz y la prosperidad de las que ciertamente gozará la sociedad y cada uno de los individuos.

  1. Mc 8,2.
  2. Lm 4, 4.
  1. En su encíclica Paterno iam diu, del 14 de noviembre de 1919, Benedicto XV, pidió ayuda para remediar la situación de miseria y hambre que sufrían muchos niños en Centroeuropa tras la Gran Guerra; un tema sobre el que insistió en Annus iam plenus, del 1 de diciembre de 1920. La traducción al español de esas encíclocas pueden consultarse en Wikisource.
  2. El original latino utiliza, aquí y en otros lugares, la palabra contention, para referirse a una lucha contra la situación a que se refiere; las traducciones al italiano y al inglés que presenta al página web del Vaticano traduce esta palabra por cruzada. En nuestra traducción se ha preferido una traducción más literal: batalla o combate, el contexto ya aclara el tipo de lucha a la que se convoca.