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Acta de Pío XI

A esta batalla[a] de piedad y caridad, que lleva consigo el esfuerzo de consagrarse al provecho de los pobres, convocamos a todos los hijos del mismo Padre celestial, innumerables miembros de su gran familia y por esto hermanos todos en Cristo y participes, tanto de la prosperidad y el consuelo, como de las desgracias y dolores. Convocamos a todos a este combate[a] como a un sagrado deber que se apoya en aquella especial norma de la doctrina evangélica, A saber el precepto de la caridad, que Cristo predicó como su primer y máximo mandato, suma ley y compendio de todos los demás preceptos. Un mandato que Nuestro inmediato y amadísimo predecesor[b], en unos tiempos en que las rivalidades y los levantamientos se inflamaban en guerra por doquier, recomendó con tanta fuerza y tan a menudo que casi lo convirtió en distintivo de todo su pontificado.

Así Nosotros queremos poner en la mente de los hombres el mismo y más amable precepto, no sólo porque es el supremo deber que encarna los demás preceptos de la nueva ley, sino también porque es el más alto ideal que puede ser querido por almas generosas, deseosas de alcanzar la perfección cristiana. Pensamos, que solamente esta generosidad de corazón, sólo este fervor de las almas cristianas deseosas de expresar ellas mismas en su sacrificio la devoción por sus hermanos, especialmente por los más necesitados y por la multitud de niños inocentes, tendrá éxito, y con un gran y unánime esfuerzo superará las graves dificultades de la hora presente.

Por otra parte, esta rigurosa y lamentable situación sigue a una fuerte rivalidad entre los pueblos que provoca ingentes gastos del erario público, pues no es la última y menor causa de esta doble ruina aquella excesiva competición, más viva cada día, en la previsión de instrumentos bélicos y aparato militar. Por esto Nosotros no podemos abstenernos de renovar nuestra advertencias sobre este asunto[1] y de Nuestro predecesor[2], una herencia que hasta ahora no ha sido de provecho;

  1. Alocución del 24 de diciembre de 1930 y carta «Con vivo piacere», de 7 abril de 1922.
  2. Exh. apost. «Dès le début», del 1 agosto de 1917.
  1. 1,0 1,1 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas C
  2. Benedicto XV.