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Página:Novelas ejemplares - Tomo IV (1920).pdf/44

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que por haber conocido en ella al caballero que llevaron herido de la pedrada en el esquife, se habían puesto en aquel peligro, y que le suplicaba diese orden como sacasen a tierra al herido, que en ello le importaba el contento y la vida.

—Eso haré yo de buena—dijo el caballero, y sé que me le dará seguramente el general, que es principal caballero y pariente mío.

Y sin detenerse más volvió a la galera, y halló que estaban curando a Marco Antonio, y la herida que tenía era peligrosa, por ser en la sien izquierda y decir el cirujano ser de peligro. Alcanzó con el general se le diese para curarle en tierra, y puesto con gran tiento en el esquife lei sacaron, sin quererle dejar Leocadia, que se embarcó con él como en seguimiento del norte de su esperanza. En llegando a tierra hizo el caballer traer de su casa una silla de manos, donde le llevasen. En tanto que esto pasaba, había enviado don Rafael a buscar a Calvete, que en el mesón estaba con cuidado de saber lo que la suerte había hecho de sus amos, y cuando supo que estaban buenos, se alegró en extremo y vino adonde don Rafael estaba.

En esto llegaron el señor de la casa, Marco Antonio y Leocadia, y a todos alojó en ella con mucho amor y magnificencia. Ordenó luego como se llamase un cirujano famoso de la ciudad para que de nuevo curase a Marco Antonio. Vino, pero no quiso curarl: hasta otro día, diciendo que siempre los cirujanos de los ejércitos y armadas eran muy !

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