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NOVELAS Y FANTASIAS
- ¡Niño! exclamé esta vez, haciendo de esta palabra, por la manera de pronunciarla, una equivalente de la anterior.
Él calló; quién sabe en lo que pensaría. Por fin:
- ¡Tienes razón! murmuró. Tengo el cielo en mi poder y quiero cambiarlo por el infierno. Soy un loco, un niño.
- ¿Por qué dices eso?
- Porque Vds., escritoras, mujeres que dán su espíritu, todo su espíritu, aún á aquellos hombres á quienes ódian, tienen que darse enteras á aquellos á quienes aman... Y quizá, quizá no fuese yo el único en ese caso...
- ¡Loco! exclamé de nuevo, sellando con mi mano aquellos labios que acababan de decir tan profunda verdad....
Él siguió amándome: ahora mismo me ama, y por eso no descubro enteramente su nombre. Así es que cuando X... me