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EL VERBO AMAR
- ¡Te amo, te amo! repetía la hermosa rúbia.
- Y yo también te amo, Margarita, contestaba Julio con cierto desgano, que irritaba aún más la pasión de la joven
- ¿De veras?... Pero no me amas como yo, que todo lo olvido por tí, que á tí me doy, que á tí me entrego, que soy tuya, enteramente tuya! ...
- ¡Cuándo seré completamente feliz! ... exclamaba él entonces, respondiendo en voz alta á las ideas que despertaban en su cerebro las frases de la joven.
- ¿Y no lo eres ya? ¿no eres feliz al verme aquí, ante todo el mundo, bebiendo amor en tus ojos, extasiándome á tu vista, jurándote que ya no me pertenezco? ...
Julio hizo un mohin con los lábios, sus ojos brillaron, subió la sangre á su rostro y murmuró, mirándola fijamente: