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EL VERBO AMAR
nuevo sentimiento, del que era causante su marido.
Por fin llegaron á la casa; subieron la escalera, ella del brazo de él, pero sin mirarse, sin decirse una palabra, mudos, como temerosos.
En el vestíbulo, Julio quiso separarse, ir á su habitación, dejar sola á Isabel, huyendo de sus recriminaciones; pero ella, con voz temblorosa:
- Acompáñame, dijo, llevándole hácia el otro extremo, á aquel saloncito tapizado con papel de color de rosa, en que habían pasado tan largas horas en otro tiempo .... cuando ella creía amarlo.
Y en cuanto estuvieron allí, sin temor de miradas importunas, la hermosa jóven se arrojó en los brazos de su esposo, exclamando entre lágrimas y risas, con frenesí verdaderamente inesperado para él: