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II.
Toda aquella noche la pasó en una agitación extraña; el sueño huía de él, y mil visiones horribles lo atormentaban, haciéndole pensar cosas espantosas... Por fin logró dormirse cuando las primeras claridades del nuevo dia comenzaban á penetrar por los vidrios de la ventana.
Cuando despertó era ya tarde; el sol se acercaba á la mitad de su carrera y en su pobre habitación se veía claro.
Miró á su alrededur y nada extraordinario vió, salvo la ausencia de su mujer y sus hijos, que supuso estarian como de costumbre en el taller.
Vistióse apresuradamente, é iba ya á tomar sus herramientas para entregarse