Esta página ha sido validada
258
NOVELAS Y FANTASIAS
lijero acento de admiración. ¿No desea el señor que yo le ayude?
Juan miró á aquel hombre, ya anciano, vestido con lujo, de mirada leal y lenguaje esmerado, y díjole con la mayor cortesía:
- Muchísimas gracias; no se incomode Vd.; le agradezco mucho sus atenciones...
- Parece que D. Juan no me conoce hoy, murmuró, sonriendo lijeramente, el criado. Me trata de un modo tan extraño...
En esto el ex-carpintero concluyó de vestirse.
- Hágame Vd. el servicio de·conducirme á donde está Maria, dijo.
La admiración del criado subió de punto:
- Si yo me atreviese... si el señor quisiera... creo que... un médico... podria