servirle... porque no sé lo que veo en el semblante del señor, que .... que dá á comprender que se halla enfermo...
El ambicioso, compendiendo por fin las sonrisas y las reticencias del criado, miróse á un grande espejo, y viéndose vestido de tan estravagante manera, no pudo menos que soltar la risa.
El anciano, siempre correcto, pero algo pálido, retrocedió hasta la puerta. En ese momento Juan lo miró, y tal era la impresión de espanto que vió en su semblante, que se adelantó á él, creyendo, á su vez, que estuviese enfermo. Pero el criado, al ver ese ademán, para él amenazador, dió una vuelta, cerró la puerta de un formidable golpe tras de si, y púsose en precipitada fuga por todo el palacio, gritando desaforadamente:
- ¡Está loco! ¡el señor está loco!...
Juan no se asombró por eso, antes bien,