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DOBLE EXISTENCIA
mismo canapé que le sirvió de valla contra los abrazos de su amigo.
- Juan, mira lo que haces, murmuró el curtidor, tratando aún de ablandar al carpintero. ¡Ya sabes cuánto te queríamos, yo, mi mujer y mis hijos pequeños ... del mayor nada digo, porque tiene el corazón de una hiena! .. Y hoy están en la miseria; ella se muere; ellos van á pedirme el pan que no puedo darles; el pan que me falta!... ¡Qué podré hacer, si me niegas tu ayuda!...
Y como el otro no se moviese todavia, exclamó con furor:
- ¡Oh! no eras así, en la época en que trabajabas de carpintero!...
Aquella exclamación hizo subir de punto el enojo de Juan, que señalando á Lúcas la puerta exclamó:
- Vil mendigo, iba á hacerte una limosna, pero tu desfachatez que me crispa