de tal suerte que, cuando se lo quitaron, aquel cuerpo, casi transparente por su blancura, parecía un cadáver ...
La comida terminó tumultuosamente; todos se retiraron uno tras otro, casi sin saludar á nadie, temerosos aun de que les tocara una parte de los golpes; y ambos esposos quedaron frente á frente, el temblando de ira, ella, cargados los ojos de reproches....
Miráronse un instante silenciosos, y María iba ya á desatarse en una reprimenda terrible, cuando el reloj del comedor abandonado comenzó á dar las doce.
Apenas oyó Juan la primera campanada, una fuerza extraña hizo presa de él; sintióse arrebatar por los aires, y al dar en la Iglesia vecina la última campanada de la hora de los aparecidos, hallóse en la carpintería solitaria y oscura ...